Miguel Mejía H.
SAN JOSÉ ITURBIDE
Las autoridades han apelado mucho a tener cultura de la violencia, pero el problema es el lento seguimiento que se les da a las denuncias, padeciendo las víctimas severas consecuencias como vivir con miedo. Tal es el caso de una mujer que sufrió violencia intrafamiliar (de género) y en el Ministerio Público ha encontrado varias trabas, y en autoridades municipales negativa de información, lo cual se puede deber a que el victimario tiene un familiar en el gobierno.
Lo anterior fue denunciado por Andrea (nombre ficticio por temor a su integridad) quien narró que el pasado 16 de septiembre en la madrugada, al regresar de los festejos patrios, que su pareja sentimental la empezó a agredir. Aunque ya había antecedentes de violencia, incluso amenazas de muerte, en esta ocasión la violencia escaló.
Su hoy expareja está habituado al consumo de bebidas alcohólicas, a veces en exceso, lo cual ha sido un detonante de su comportamiento agresivo, incluso dijo desconocer si hay consumo de otras sustancias.
Esta vez, todo inició con insultos verbales. “Yo no le hacía caso, pero él seguía molestando verbalmente… exasperada le respondí y me pegó en la cara, en el ojo izquierdo y en la boca, con el puño cerrado. Sufrí inflamación. Yo estiré las manos para que dejara de pegarme e intenté defenderme. Salí corriendo a la calle gritando y nadie salió en mi auxilio. Me alcanzó y al ver que intentaba llamar me quitó el teléfono para que no llamara a nadie. Él corrió y se le cayó su teléfono, se lo quito y sólo así me regresó mi teléfono.
“En eso, pegó su camioneta al portón para evitar que me volviera a salir (ya que él sólo traía llaves de mi casa), entonces me quedé encerrada y patee la camioneta de desesperación, no la dañé para nada, y se enojó tanto que me pidió que si traía algo contra él se lo hiciera a él.
“A continuación me agarró de los brazos, me azotó y me tiró, me pateó. Estaba cerca un palo de un cortinero y me pegó con él hasta que me lo rompió en la espalda, al partirse por la mitad quedó con punta y me lo clavó en la pierna derecha, por lo que sangré demasiado y lloré de desesperación y ya no podía moverme. Y al parecer por el llanto finalmente se detuvo y dijo: ‘entraré por mis cosas y me voy… ¿quieres que te lleve al doctor’ y le respondí que sí porque me sentía mal”.
Finalmente, no la llevó al doctor ni la auxilió para nada. Ella se quedó en el piso. Él entró por sus cosas, momento que ella aprovechó para llamar al Sistema de Emergencias 911, “donde me responden y les explico la situación, pero se iba la señal y decidí llamarle a un familiar. Luego insistí con el 911 y ya les di todos los datos, pero tardaron mucho en llegar los policías, quienes al verme llamaron de inmediato a la ambulancia de Protección Civil, la cual llegó muy rápido”, señaló.
“Los paramédicos me atendieron, me hicieron una curación y preguntaron si tenía IMSS, les dije que no, entonces me recomendaron que acudiera a un hospital para que me suturaran porque la herida estaba profunda”.
Tortuoso proceso
Lo más pronto que pudo, acudió a las oficinas del Ministerio Público, donde permaneció cerca de seis horas a la espera de un médico legista que nunca llegó, por lo que faltaba que se atendiera.
“Entonces pasó sábado y domingo, por lo que acudí a que me brindaran atención. Finalmente hasta el lunes 19 me atendió el médico legista, revisó las lesiones y sacó fotografías”, indicó.
A continuación, día tras día tuvo que acudir al Ministerio Público por información de su caso, donde pidió una orden de restricción contra su expareja, tanto para ella como para su familia por las amenazas recibidas.
Fue hasta diez días después cuando se enteró que se notificaría para que se entere de la denuncia y buscando que pague los gastos médicos y los daños provocados en su casa.
Sin registro en 911
Por otra parte, una semana después del hecho, del Ministerio Público se solicitó información al Sistema de Emergencias 911, vía Seguridad Pública municipal, sobre las llamadas de emergencia hechas por Andrea. Pero la respuesta emitida es que “yo no les marqué, pero yo tengo las capturas de las llamadas con la duración correspondiente”, cuestionó.
En este caso “Seguridad Pública estuvo muy mal por lo del oficio. El Ministerio Público ha estado muy lento”, indicó.
“Yo tengo miedo, porque esta persona (su expareja) ha hablado que tiene amistades vinculadas al crimen y sí tengo miedo de que algo me haga, ya que me amenazó de muerte, sus reacciones son explosivas y por eso decidí dar testimonio, por si algo me llegara a pasar”, mencionó.
Dijo que su expareja tiene un familiar cercano en el gobierno municipal, por lo que sospecha que ella intervino para que el oficio solicitado saliera sin la información solicitada.
La intención de hacer pública su situación, resaltó, es “para que no se dejen las mujeres, hablemos y no tengan miedo a denunciar, aunque ahorita yo tengo mucho miedo, pero que quede un antecedente por si le llega a pasar a otra persona ya se supiera como es él. Y del gobierno que se sepa que en lugar de darnos atención como víctimas tal parece que están a favor del imputado”, finalizó.