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Miguel Mejía H.
SAN JOSÉ ITURBIDE
Como reconocimiento a su labor por San José Iturbide y que dentro de su legado queda la joya arquitectónica de la Parroquia de Nuestro Señor San José, se develó una estatua en honor al padre Nicolás Campa Rodríguez, durante las celebraciones en honor a San José, el pasado 19 de marzo.
Por tal motivo acudieron: monseñor Fidencio López Plaza, obispo de Querétaro; Juan Carlos López Ruiz, representante de gobierno del estado; Mario Armando Lugo Álvarez, alcalde interino iturbidense; Antonio Loyola Vera, director de Arquitectura y Patrimonio Artístico del Instituto Nacional de Bellas Artes; Armando Rangel Hernández, diputado local; David Jiménez Guillén, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Javier Palacios Hernández, coordinador del Patrimonio Arquitectónico del Instituto Estatal de la Cultura; y el párroco Jorge Hernández Nieto.
Este último indicó que la escultura fue una iniciativa del Comité del Jubileo Parroquial y de la feligresía en general, en honor de uno de sus benefactores.
Consideró que con la estatua se dejaba un legado cultural en los espacios públicos de la ciudad.
A continuación se develó la escultura, quedando del costado derecho del acceso a la parroquia.
El cronista Miguel Ferro Herrera dio una semblanza del presbítero Nicolás Campa, resaltando que “su nombre se enmarca en nuestra historia como el personaje que concibió edificar el monumento más icónico de nuestra ciudad, pero tras de todo ello, sembró en sus habitantes una manera distinta de concebir su realidad”.
Nicolás Campa, previo a ser párroco de esta ciudad, fue docente y tuvo una larga trayectoria no sólo en el campo eclesiástico sino también en el ámbito civil, quien además de ordenarse como sacerdote también se recibió como abogado.
Fue secretario de Gobierno de Querétaro, con el gobernador José María Arteaga.
“En su estancia en Iturbide fundó el colegio de San José, siendo sus catedráticos algunos del colegio civil, donde además eran examinados para dar validez a sus estudios y que fue subvencionado por el gobierno de Guanajuato, gracias a su compadrazgo con general Pablo Rocha y Portu, entonces gobernador de Guanajuato”, recordó.
Antes de concluir, resaltó las palabras del cura para que el templo parroquial fuera una casa digna “de aquel que prometió habitar corporalmente con los hijos de los hombres y cuyo amor llevado al extremo le hizo decir que en ello encontraba sus delicias”.
Reconoció también la aportación de diversas personas por sus gestiones no sólo para la escultura sino para las obras de remodelación y rescate artístico de la parroquia.
El obispo Fidencio López dirigió su mensaje para honrar a San José, quien era un artesano sencillo, que era muy discreto, por eso era silencioso, ya que disfrutaba a plenitud lo que hacía para realizar su destino encomendado.
Resaltó la unión de manos que a lo largo de la historia han contribuido para la consolidación del templo parroquial, dedicado a San José.
A Nicolás Campa y a los demás sacerdotes que han dejado un legado en la parroquia les agradeció su labor.
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